Una ilustración es una idea que interroga a su espectador: “¿Cuánto puedes ver?”, pregunta y compromete nuestro pensamiento visual.
A la inversa, cuando la ilustración es todavía invisible, dialoga a solas con el artista que la pretende: “¿Cuál será la forma perfecta para que encajes en mi idea?, pregunta él.
“Eso depende: ¿de cuántas páginas estamos hablando?”, responde ella.
Y así es como comienza un aterrizaje escalonado en el objeto-libro donde todas las dimensiones cuentan.