Los cuentos, como la vida, no son inmutables. Las tradiciones tampoco. Nuestra manera de estar en el mundo, de formar parte de una sociedad, nuestras aspiraciones, deseos, esperanzas, dudas y temores, toman forma en las narraciones, en cada una de ellas, también en las que realizamos cotidianamente para contar lo que nos sucede, o lo que nos gustaría que nos sucediese. Y la tradición, tan relacionada con la identidad, se expresa a través de las voces protagonistas en las historias que narramos.